Cuadro de Olga Minardo
El Día Internacional de la Mujer es una fecha teñida
de sangre y muerte. Incluso hoy podríamos asociar el tema a la violencia de
género y la necesidad de que la mujer adquiera los derechos que nos corresponden.
Sin embargo, prefiero hablar de las mujeres de Villa
Ballester, las que cotidianamente caminamos por Alvear o cualquier otra calle
que se te ocurra, las que decidimos vivir en este barrio y también aquellas que
crecieron y después emigraron.
Ser mujer nos convierte en un sexo débil... y ya estoy
escuchando las palabras de protestas. Para reconocer lo que somos, primero
tenemos que aceptar y querer nuestras características. Sí, por supuesto que
somos el sexo débil, porque salvo que seamos fisicoculturistas, lo normal es
que el hombre posea más fuerza; ¿acaso eso nos hace menos? No. Nos hace más
fuerte en otro nivel; las mujeres resistimos dolores que los hombres son
incapaces siquiera de concebir.
Entonces, les digo: Tenemos
que valorarnos aceptando nuestras particularidades naturales, amar nuestra “debilidad”,
desarrollar nuestras capacidades, defender nuestro lugar en el mundo. Como dijo
Eleonor Roosevelt, “Nadie te puede hacer sentir
inferior sin tu consentimiento.” No demos permiso. Mostremos al universo lo que somos.
Me fascinaría saber cuáles son los
sueños y los logros de las mujeres de Villa Ballester.
Un saludo a cada una de ustedes, que
sabe que ser mujer le permite volar y ser libre.
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