Newton Schner Junior es un compositor y concertista brasileño que va a presentarse el 1° de abril de 2017 en Villa Ballester. Antes de ir a escucharlo, pensamos en hacerle algunas preguntas y conocer al hombre que está detrás del piano.
¿Te
considerás más un concertista o un compositor?
Bueno, ¡sólo un modesto
compositor!
¿Qué
te motivó para dedicarte al piano? ¿Tus padres están relacionados con la
música?
En casa teníamos un
piano porque mi padre era violinista de la Orquestra Sinfónica de Ponta Grossa
(mi ciudad), una de más antiguas del Brasil. En mi juventud mi proyecto musical
estaba relacionado con el Black Metal y quise comenzarlo solo con el piano,
pero sin saber tocarlo. Fue entonces que empecé a crear y a desarrollar un
puente entre la música neoclásica/minimalista, literatura y sueños.
Mi padre siempre escuchaba
mucha música clásica, sobre todo cuando manejaba su auto. Él fue responsable de
mi educación musical aunque de forma indirecta. En tanto mi madre me hacía escuchar
hasta hoy la buena música de los años 70 y 80, o sea, ABBA, Roxette, Duran
Duran, Phil Collins, etc.
No tuve ninguna
influencia paterna en mi proceso de composición. Nuestra relación me recuerda a
la que tenía Borges con su padre. Mi padre nunca decía ni una palabra con
respecto a mis pobres intentos con el piano. Sólo después de su muerte he
descubierto que le decía a mi madre que “ya estaba tocando bien”; lo mismo le pasó
a Borges, cuando descubrió que su primer libro, sobre el cual su padre nunca
había dicho nada, estaba lleno de anotaciones paternas.
Sí, por cierto, sobre
todo el espíritu del llamado Sturm und Drang, el movimiento romántico alemán: Goethe,
Schiller, Hölderlin, Wagner, Nietzsche, Beethoven, Hesse, Eichendorff, Friedrich,
Arndt y muchos otros… ¡son mis grandes inspiraciones!
Mencionás
a Borges y a otros escritores, ¿qué libros están presentes en tus
composiciones?
¡Borges es una
constante fuente de inspiración! Tengo una canción con un simple de su voz. Por
eso tiene un significado muy especial hacer este concierto en Buenos Aires.
Gran parte de mi inspiración viene de la literatura. En 2007 hice dos trabajos
inspirados por los clásicos Los
sufrimientos del joven Werther, de Goethe y Los bandidos, de Schiller. Mi último álbum tiene referencias a los
días de Goethe en Italia. Algunas canciones están basadas en Knut Hamsun,
Schopenhauer, Olav Hauge, Knausgard, Miguel Serrano, Rilke, etc. También
escribí algunos libros; soy miembro de la Academia de Letras do Campos Gerais y
en mi Facebook siempre coloco textos autobiográficos, donde se encuentra un
Newton que no se alcanza con la música.
¿Cuáles
son los compositores que más te gustan? ¿Podrías explicar qué te sucede cuando los
escuchás?
¿En cuestión
absolutamente musical o en sus ideas? Por ejemplo, me gustan las ideas y la
personalidad de Wagner, Schubert y Liszt, tal vez más que su música. En
cuestión del trabajo con el piano, prefiero lo que hacen Ludovico Einaudi, Olafur
Arnalds, Yann Tiersen y, por supuesto, el maestro Chopin.
¿Considerás
que sos especialista en alguno de ellos o preferís focalizarte en tu propio
estilo como compositor?
Tengo una gran
identificación con algunos compositores, pero la música es el espacio que
utilizo para desarrollar un diálogo con mi propio mundo de sueños y recuerdos.
Hay demasiados intérpretes en este mundo que son geniales en sus
interpretaciones de los grandes maestros de la música, pero hablar de mis
propias experiencias sólo puedo hacerlo yo.
¿Cómo
definís la música que componés?
Música romántica y
minimalista.
¿Tenés
algún método para componer música? ¿Cómo es tu proceso creativo?
Algunas veces llevo
días creando, aunque tengo álbumes que fueron creados y registrados al mismo
tiempo, de un modo que no podría explicar racionalmente cómo fueron elaborados.
Muchas veces permanezco semanas sin tocar y después de vivir diferentes
experiencias, nuevas canciones vienen de modo automático. Siempre cuando toco,
hablo del background de las canciones; si fue escrita después de un viaje, un
recuerdo, un amor, un libro. Música es todo, música es espíritu.
¿Qué
te llevó a la interpretación neoclásica, romántica y minimalista?
Es sólo mi estilo. No
fue una elección consciente; como no vengo de una escuela clásica, lo que hago está
motivado por mis sentimientos y los mundos que quiero crear.
¿Dónde
fue la primera vez que interpretaste “Lebensessenz”?
¿Tenés alguna anécdota de un concierto?
“Lebensessenz” es el nombre
elegido para mi “proyecto solo” de piano. Así sigue hasta hoy. Muchas personas
identifican más este trabajo bajo el nombre Lebensessenz que como Newton Schner
Jr. En los conciertos, presento las canciones de mis álbumes y hablo sobre
ellas, o sea, la esencia de mi vida.
Cuando
te presentás en concierto, ¿te asaltan los nervios? ¿Cómo te sentís mientras
estás tocando?
Sí, totalmente. Cuando
toco, siempre quiero observar al público, ver sus reacciones con las melodías,
si cierran los ojos, si tienen recuerdos, si llegan a llorar, pero a veces no
es posible. Por eso nunca tuve barreras entre público y compositor; en todos
los conciertos estoy allí hablando con las personas, haciendo nuevos contactos
y nuevas amistades.
¿En
qué países ofreciste un concierto? ¿Cuál fue el concierto más deseado y por
qué?
En Brasil, Paraguay,
Portugal, Holanda, Ucrania, Italia y Alemania. Tal vez el más increíble de
todos fue el Lviv, Ucrania, el año pasado. Fue una experiencia mágica, como
todos mis conciertos, porque no es sólo llegar al teatro para hacer el
concierto; estoy siempre en gira para ver amigos, estar en el ómnibus o en el
tren, conocer nuevos sitios, hablar otras lenguas y tener experiencias intensas.
El teatro el Lviv estaba lleno; ahí he conocido muchas personas especiales;
algunas lloraban mientras tocaba… Un amigo había salido de su región ocupada
ahora por los rusos y había hecho un viaje de 24 horas para verme ahí, y toqué
una canción en homenaje a sus padres que habían fallecido el año anterior. Ya
en Brasil, seguí en contacto con muchos de los que había conocido en ese
concierto. Pero es así siempre, sea en Brasil, sea en Ucrania o en Italia. No tengo
“técnicas”; es un encuentro de espíritus y recuerdos. Una música “demasiado
humana”, donde lo que hago puede ser lo mismo que tú sientes en cuanto público.
¿Cómo
surgió la idea de presentarte en la Sociedad Coral Alemana de Villa Ballester?
Tenía que viajar a
Buenos Aires para el recital de unos amigos y pensé que sería interesante estar
en contacto con la comunidad alemana local, y la música es el mejor puente.
Melanie Köhle, artista plástica, me habló de la Sociedad Coral Alemana de Villa
Ballester y la gente que dirige el lugar aceptó con mucho gusto da idea de
organizar un concierto ahí.
¿Qué
esperás del público de Villa Ballester?
Lo mismo que decía Wagner:
no quiero nada más que un corazón sincero, listo para una experiencia musical,
donde yo pueda ser solo el puente para un diálogo con recuerdos distantes,
sueños, nostalgias.
¿Qué te gustaría decirles a
los lectores de Panóptico para que te vayan a ver?
Que estén listos para
una experiencia musical sincera, donde la música instrumental y su mensaje sea
un puente para sueños y memorias distantes.
Muchísimas gracias, Panóptico Ballester.
"No estoy seguro de que yo exista, en
realidad. Soy todos los autores que he leído, toda la gente que he conocido,
todas las mujeres que he amado. Todas las ciudades que he visitado, todos mis
antepasados...".