miércoles, 16 de noviembre de 2016

Melanie Köhle


Hablar de mí como artista plástica… no es algo que me resulte sencillo, así que comenzaré por el principio.

Desde niña tenía esa orientación hacia las artes. Le di un poco más “rienda suelta” cuando en el colegio descubrí los acrílicos; de ahí en más tomaba toda botella de vidrio vacía y las pintaba. Hoy en día me doy cuenta de que estaba transformando una realidad: el alcohol en algo bello y, claro está, más útil.

Luego dejé por varios años, casi toda la adolescencia, y retomé en los primeros años de la facultad, cuando estudiaba Sociología. Decidí ser un poco más estructurada en mi educación plástica y comencé por dibujo; no era exactamente lo que me llamaba la atención, pero consideraba que era lo correcto.

Dibujo
Primero pulí, y aún tengo camino para recorrer, aspectos técnicos, pero para mi sorpresa había comenzado a disfrutarlo. De hecho hasta hoy me resulta más “libre” un trabajo que realicé en carbonilla. Empecé empleando tonalidades bajas (oscuras) para ir disciplinándome en utilizar toda la gama disponible y enriquecedora. 

Acuarela
En realidad, para mí esos "colorcitos", como losdenominaba, no tenían nada de llamativos, pero los profesores no podrían haber tenido la mejor idea que decirme “es la técnica más difícil”. Y bueno... fue como ponerme un cebo, tenía que dominarla primero para luego pasar a las otras.

Sobre mis trabajos
Tengo dos lados, los cuales aprecio por igual. Son como la dualidad de mi persona… como el Yin y el Yang. Uno tétrico y otro más naif. En ambos casos no contiene sola una figura, sino, probablemente, un mensaje; por ahí sólo lo entienda yo o no, pero sí trato de que las personas sientan lo mismo que yo sentía o siento sobre ellos. 
En los rostros “Mirada Siniestra” buscaba que las personas sintieran esa atracción, junto con el temor. Esas miradas jamás las verán en mi casa, menos colgadas. Mientras las dibujaba, me costaron entre dos y tres horas cada una; tenía que dibujar un rato e irme ya que la imagen me inquietaba.
En “Bombardeo sobre Dresde” intenté comunicar algo desconocido y, junto con la serie de “La Guerra”, mostrar los problemas de los civiles. En la primera, si bien son imágenes cruentas, la imagen final es una iglesia reconstruida, en gran parte, de los escombros y levantada por inversiones de todas partes del mundo, en especial de personas de los países aliados; hoy denominada como un símbolo de reconciliación.

Para modo de ejemplo final la serie donde trato sobre Brunilda y Krimilda del Anillo de los Nibelungos. Ahí podemos apreciar dos tipos diferentes de mujeres. Una guerrera, Brunilda, hija del dios Wotan, a la cual ningún hombre podía vencer en batalla, y la princesita Krimilda o Gudrun, dulce, bella y con todas las artimañas femeninas. Finalmente, en la saga Volsunga, es esta última la que logra dar muerte a Atila el Huno. Para no entrar más en detalle, pretendía mostrar que hay diferentes formas de fuerza y destreza. 

Las artes plásticas me ofrecieron un aprendizaje que va más allá de los colores y las líneas. Primero incorporé paciencia a mi ser impaciente; todo necesita su tiempo y da sus frutos; por lo tanto, también me sirvió para una mayor organización de mi vida. Con la acuarela en particular aprendí que no se la domina, uno se amolda a ella; el agua tiene vida propia.
Melanie Köhle

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