Todo turista que pasa por la ciudad de Merlo, San Luis, no puede dejar de visitar un lugar sumamente especial. Se trata de una casa de té, ubicada en la Avenida Dos Venados, hacia Piedras Blancas. Con una vista panorámica desde su balcón, la charla con amigos se endulza con las delicias que preparan.
Cuando uno traspone las puertas, sus dos anfitriones, Toni y Tino, nos reciben con su hospitalidad y su carisma. Toni se acerca y nos saluda con un "Namaste" que sorprende y llega al alma (solamente me sale decir "gracias"). Luego Tino nos explica las diferentes tortas que aparecen en el exhibidor: cheese cake con salsa de frutos rojos, tarta de manzana, torta marquise de chocolate, torta sacher, mil hojas, otra rellena de mouse de dulce de leche y chocolate, y una variedad impresionante.
En el mostrador podemos observar los diferentes tipos de té artesanales, que podés degustar ahí o comprar para seguir disfrutando en tu casa, reviviendo el aroma de lo natural. Y en seguida llaman la atención tres piedras: turmalina, cuarzo blanco y ónix verde; no sólo son ejemplares de la zona, sino también tienen un efecto específico (vayan y aprovechen para preguntarle a Toni las propiedades de cada una).
Una vez que elegiste la comida a través de los ojos, te dirigís a la parte superior del lugar, donde te podés sentar adentro para mirar desde la ventana o ubicarte en el balcón y contemplar el valle en su plenitud (ideal para la hora del atardecer).
Si no te interesa el té, existen otras opciones, como exprimido de naranja, licuado multifrutas, batido helado..., que permiten acompañar los bocados (uno no puede evitar emitir "mmmmhhhh" delicioso).
No casualmente las paredes están decoradas con mandalas, ellos también ofrecen sesiones de armonización, que se efectúan solicitando turno.
No casualmente las paredes están decoradas con mandalas, ellos también ofrecen sesiones de armonización, que se efectúan solicitando turno.
Hay una energía que expande el Ángel Azul y hace que los visitantes sigan conectados a través de la página de Facebook. Siempre volvemos, aunque pasen los años... porque todos los que pasamos por ahí, de alguna forma, quedamos envueltos por su sortilegio culinario y angélico.
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